Es muy común que algunos escritores, por
distintos motivos, firmen sus libros bajo otro nombre. Sin
embargo, en el caso de las mujeres, el uso de un seudónimo ha sido a
lo largo de la historia más una imposición o una necesidad, que una
elección.
Numerosas mujeres que tuvieron la audacia de
escribir cuando ésta era una actividad intelectual reservada a los
hombres, se han visto obligadas, a lo largo de la
historia, especialmente entre el siglo XVIII y XIX, a esconder la autoría
de sus obras para desarrollar su vocación, pues si publicaban bajo
su propio nombre estaban expuestas a numerosas críticas ya que estaban
extrapolando el papel asignado para ellas o, directamente, sus obras
se ignoraban o se desechaban.
Para evitar esta situación, las escritoras tenían
dos opciones: el anonimato o firmar bajo un seudónimo
masculino, puesto que no querían exponerse públicamente.
Y es que hubo un tiempo en el que las mujeres ni
escribían, ni leían, quizá por temor de los hombres a que
pensaran. La literatura era un terreno reservado a ellos y de ellas sólo
se esperaba que tuvieran hijos, atendieran las tareas del hogar y
obedecieran dócilmente pues en aquella época, una mujer que fuera activa
intelectualmente estaba cometiendo una transgresión enorme.
A pesar de todas las trabas y las imposiciones
irracionales a las que se vieron sometidas, muchas gloriosas rebeldes se
las ingeniaron para ejercer su derecho a decir todo aquello que imaginaban u
opinaban y hacerlo a pluma armada. Había muchas restricciones y expectativas
sociales en relación a las mujeres, sobre la forma en que debían escribir
y los temas sobre los que podrían hablar, y además era muy común que
críticos y lectores asumieran que sus libros eran siempre
autobiográficos. Por eso, si hubiera algún elemento sexual
cuestionable en las novelas, o considerado poco apropiado para una dama de
la sociedad, ellas serían juzgadas. El pseudónimo era también una
manera de proteger la vida personal. Por ello, la "sensación de
libertad" también era un factor que llevaba a las escritoras a publicar
con alias.
Disfrazar sus peligrosas feminidades bajo un seudónimo
o el mismo anonimato, son algunas de las herramientas que emplearon un
gran número de escritoras para hacer llegar sus voces y sus letras al público y
evitar, así, que sus historias fueran consideradas historias menores.
Sin embargo, muy tristemente, el fenómeno no
ha desaparecido completamente en la actualidad.
María Juana Rosa Andresa Casamayor de La Coma (Zaragoza, 30 de noviembre de 1720 -Ibidem,
23 de octubre de 1780) fue una matemática, escritora y maestra de niñas
española que destacó en el manejo de los números y en la aritmética, áreas que
en aquella época eran habituales de hombres y no de mujeres. Es la única
científica española del siglo XVIII de la cual se conserva su obra por lo cual
el «Tyrocinio aritmético, instrucción de las quatro reglas llanas…» es el
primer manual científico escrito por una mujer en España. […] La autora firma
con un seudónimo masculino, Casandro
Mamés de La Marca y Araioa. Esta firma es un perfecto anagrama, mismas
letras en diferente orden, de su nombre María Andresa Casamayor de La Coma.
Fernán Caballero es el pseudónimo utilizado por la
escritora y folclorista española Cecilia Böhl de Faber y Ruiz de Larrea (Morges,
Cantón de Vaud, Suiza, 25 de diciembre de 1796-Sevilla, España, 7 de abril de
1877). Cultivó un pintoresquismo de carácter costumbrista y su obra se
distingue por la defensa de las virtudes tradicionales, la monarquía y el
catolicismo. Su pensamiento se inscribe dentro del regeneracionismo católico de
la época, influido por las ideas de su padre, el hispanófilo alemán Juan
Nicolás Böhl de Faber, introductor en España del romanticismo historicista
alemán de Herder y los hermanos August y Friedrich Schlegel.
Carmen de Burgos y Seguí (Almería, 10 de diciembre de 1867-Madrid, 9 de octubre de 1932) fue una
periodista, escritora, traductora y activista de los derechos de la mujer
española perteneciente a la Edad de Plata. Conocida como Colombine, también firmó con otros seudónimos como Gabriel Luna, Perico el de los Palotes, Raquel,
Honorine o Marianela. Perteneció a la generación del 98 y se la considera la
primera periodista profesional en España y en lengua castellana por su
condición de redactora del madrileño Diario Universal. También está considerada
como la primera corresponsal de guerra.
Caterina Albert i Paradís (La Escala, 1869-1966), más conocida por el seudónimo Víctor Català, fue una escritora
española en catalán, conocida sobre todo por su novela «Solitud» (1905).
Escribió otra novela, «Un filme, 3000 metres», y muchas recopilaciones de
cuentos: «Drames rurals» (1902), «Caires vius» (1907), «Contrallums» (1930) o
«Jubileu» (1951). También cultivó la poesía, el teatro, el cine, el deporte, la
pintura, el baile… Aunque nunca vio reflejado ninguno de ellos.
María de la O Lejárraga García (San Millán de la Cogolla, La Rioja, 28 de
diciembre de 1874 – Buenos Aires, 28 de junio de 1974) fue
una novelista, ensayista, traductora, dramaturga, maestra y feminista española. También conocida
como María Martínez Sierra, seudónimo que
adoptó a partir de los apellidos de su marido, Gregorio Martínez Sierra,
bajo cuyo nombre escribió gran parte de su obra. Para la ideología de la época,
era escandaloso compartir la profesión de maestra con la condición de
escritora, esta una de las razones por las cuales sus libros llevan la firma
del esposo.
De
tal forma, este productor teatral consiguió la fama como dramaturgo, cuando la realidad era que las obras de teatro, novelas y
cuentos salían de la pluma de su mujer. El más importante de los libretos que escribió
corresponde a una de las obras musicales más destacadas del compositor Manuel
de Falla: El Amor Brujo.
Entre
sus obras de teatro, Canción de cuna ha sido traducida a varios idiomas y llevada al cine en cuatro
ocasiones.
María Luz Morales Godoy (A Coruña, 1889 – Barcelona, 1980) fue una periodista pionera del
periodismo cultural y escritora española del siglo XX. Fue la primera mujer en
España directora de un diario nacional, La Vanguardia, que dirigió entre 1936 y
1937, al inicio de la Guerra Civil Española. Está considerada una referencia de
la incorporación de la mujer a la actividad periodística y literaria en la
España del siglo XX. […] En 1940 acusada de ser la directora del diario durante
la guerra y de pertenecer al Partido Galeguista, María Luz Morales fue
encarcelada durante 40 días en el convento de Sarriá barcelonés. Durante ese
período, del cual siempre se negó a hablar, escribió varias novelas que firmó
con los seudónimos de Ariel y Jorge Marineda. Publicó una de las
primeras historias del cine en castellano y colaboró con la Editorial Araluce
en la adaptación de varios clásicos para el público infantil dirigiendo la
colección «Las obras maestras al alcance de los niños».
Francisca Cristina Sáenz de Tejada y Ortí (Andújar, 28 de julio de 1896 – Madrid, 18 de octubre de 1974), que
utilizó el seudónimo de Gracián Quijano
y en menor medida el de El Padre Pareja,
fue una escritora y poeta española, que desarrolló una prolífica obra en la
década de los 40 y 50.
María del Carmen Gutiérrez Sánchez, más conocida como Carmela Gutiérrez de Gambra (1921 – Madrid, 31 de
julio de 1984), fue una profesora y escritora española, autora de más de 40
novelas, principalmente novelas rosas bajo los seudónimos de Miguel Arazuri, André Ronsac, Clara San
Miguel, Alice Norton y Enid Colman
entre 1948 y 1971.
Jane Austen (Steventon, 16 de diciembre de 1775-Winchester, 18 de julio de
1817) fue una novelista británica que vivió durante
la época georgiana y retrató la realidad de las mujeres de clase
media a principios del siglo XIX. Escribió seis novelas de las que publicó
cuatro durante su vida y el resto de sus trabajos llegaron al público de forma
póstuma.La ironía que empleaba para
dotar de comicidad a sus novelas hace que Jane Austen sea considerada
entre los clásicos de la novela inglesa, a la vez que su recepción va,
incluso en la actualidad, más allá del interés académico, siendo sus obras
leídas por un público más amplio.
Su
primer libro “Sentido y Sensibilidad” se publicó en 1811 y apareció firmado
“Por una dama”, “By a lady” y los que publicó a continuación “La autora
de Sentido y Sensibilidad”. A
pesar de tener que usar un seudónimo para publicar su libro, eligió un nombre
que en realidad reafirmaba su condición femenina, en el que englobaba a todas
aquellas mujeres que lucharon y reivindicaron su propio protagonismo en el
mundo de los libros.
Mary Wollstonecraft Shelley (Londres, 30 de agosto de 1797-Londres, 1 de febrero
de 1851), hija de la filósofa feminista Mary Wollstonecraft, fue
una escritora, dramaturga, ensayista y biógrafa británica
reconocida principalmente por ser la autora de la novela
gótica Frankenstein o el moderno Prometeo (1818), considerada la primera novela de ciencia
ficción moderna y que logra inaugurar el género.
Este relato significó el nacimiento de una de las criaturas más importantes del
universo de terror y que aún hoy en día sigue siendo parte de nuestro
imaginario colectivo.
El nacimiento de este personaje no es menos
interesante. Era mayo de 1816 cuando Mary Shelley veraneaba en Villa Diodati,
junto al lago Ginebra, en compañía del poeta Lord Byron, el joven médico John
Polidori y su futuro esposo, el poeta Percy Shelley. Una noche decidieron hacer
una competición de historias terroríficas y de la pluma de Mary Shelley salió
la criatura que hoy todos conocemos: Frankenstein.
El relato nacía de un sueño que la escritora
había tenido la noche anterior y que decidió aprovechar para ganar el reto
literario. Después lo publicó bajo autoría anónima. La sociedad de aquel
entonces dio por hecho que un relato tan terrorífico no podía haber sido
escrito por Mary, sino que tenía que ser la pluma de su esposo Percy Shelley la
que se encontraba tras aquel relato horrendo.
Figura clave del romanticismo francés, periodista y
revolucionaria, Amantine Aurore Dupin (París, 1 de julio de 1804-Nohant, 8 de junio de 1876),
fue una de las primeras mujeres que recurrió a un nombre masculino para dar a
conocer sus obras literarias. Su primera novela, Rosa y Blanca,
fue escrita junto a su amante Jules Sandeau, de quien adquirió el apellido para
su seudónimo. Tras terminar su relación, Amantine escribe su primera obra en
solitario, Indiana,
que firmó como George Sand. Bajo
este nombre también se publicaron obras como Valentine, Un invierno
en Mallorca o La pequeña Fadette.
Dedicarse a la literatura no fue el único acto de rebeldía contra los estereotipos de género de la época, pues Amantine comenzó a utilizar en público ropajes masculinos —eran prendas de más calidad y le permitían desplazarse más fácilmente por París—, además de fumar y ser la protagonista de numerosos escándalos de carácter amoroso.
Charlotte Brontë (Thornton,
1816 - Haworth, 1855) fue una escritora británica. Era la mayor de “las
tres hermanas Brontë” y la única que disfrutó de popularidad en vida gracias
a Jane
Eyre (1847), novela romántica gótica basada en experiencias
autobiográficas, escrita con el seudónimo de Currer Bell y que la consagró en el mundo literario.
Entres sus obras más destacadas se encuentran “Shirley” (1849), “Villette” (1853) y “El Profesor” (1857), que fue publicada dos años después de su muerte.
Emily Jane Brontë (Thornton, 1818 - Haworth, 1848). Poetisa y narradora
británica, autora de una única y extraordinaria novela que le dio
celebridad, Cumbres borrascosas (1847),
publicada bajo el pseudónimo de Ellis Bell y
considerada una de las mejores narraciones en
lengua inglesa y la obra maestra de la narrativa romántica victoriana,
siendo comparada por su maestría con nada menos que la obra de Shakespeare.
Anne Brontë (Thornton, Yorkshire del Oeste; 17 de enero de 1820
- Scarborough, 28 de mayo de 1849) fue una novelista y
poetisa británica, la más joven de la familia Brontë, autora de dos
novelas que hoy son clásicas de la literatura inglesa: Agnes Grey y La
inquilina de Wildfell Hall.
Tanto sus novelas como sus
poemas fueron publicados bajo el seudónimo Acton Bell, con el
que desaparecieron las barreras de publicar como mujer.
Louise May Alcott (Germantown, 1832 - Boston, 1888) Fue una novelista y
educadora estadounidense muy conocida por sus libros para adolescentes,
especialmente por sus ya clásicas novelas Mujercitas (1868)
y Hombrecitos (1871).
Ahora su nombre es muy conocido pero no todo
fue sencillo. Louisa May Alcott, temiendo no ser tomada en serio si publicaba
con su auténtico nombre, escribió sus primeras obras bajo el pseudónimo
de A. M. Barnard.
Con ese alias escribió cuentos y lo que en la
época victoriana se conocía como “relatos melodramáticos”, historias
protagonizadas por personas ambiciosas que no dudaban en usar la venganza para
saldar sus deudas. Se trataba de textos con un punto de vista poco común, con
una fineza literaria extraordinaria y que trataban temas poco usuales como el
adulterio o el incesto. De hecho en su gran obra Mujercitas hace
mención a los relatos melodramáticos y Alcott escribe: “pueden
resultar peligrosos para mentes pequeñas”.
Después de haber escrito muchos relatos, de
distintos tipos y con éxito más que notable, es interesante observar que la
autora luchara por publicar su gran novela con su auténtico nombre, quizás
intuyendo la trascendencia que Mujercitas tendría para su
carrera. Y para la historia de la literatura, finalmente.
Alice Bradley Sheldon (Chicago, Illinois, 24 de agosto de 1915- McLean, Virginia, 19 de mayo de 1987) fue una escritora estadounidense que usó
el seudónimo James Tiptree, Jr. desde 1967 hasta su
fallecimiento, veinte años después. También empleó la firma Racoona
Sheldon entre 1974 y 1977. Tiptree/Sheldon fue reconocida por romper
las barreras entre la percepción de una literatura exclusivamente masculina o
femenina.
Aunque fue una mujer (Mary
Shelley) la que inició la novela de ciencia ficción, con los años
este tipo de historia se relacionó exclusivamente con el género masculino. Por
eso cuando Alice Bradley Sheldon decidió empezar a escribir historias sobre ese
tema, lo hizo bajo el seudónimo de James Tiptree Jr porque, como explicó:
Un nombre masculino me parecía una buena manera de camuflarme.
Sentía que un hombre pasaría más desapercibido. Había tenido demasiadas
experiencias en mi vida en ser la primera mujer en una ocupación determinada.
Entre esas experiencias se encontraban su carrera en el Ejército de los
Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, donde trabajó en el grupo de
foto-inteligencia de las Fuerzas Aéreas e incluso la posibilidad de
incorporarse a la CIA, que ella misma rechazó para estudiar en la universidad.
Sus historias hablaban de temas relacionados con el género, entre
ellas Houston, Houston, Do You Read?, que trata sobre un grupo de
científicos que viajan a un planeta Tierra futuro en que todos los hombres han
desaparecido, y las mujeres que han quedado atrás están subsistiendo solas sin
ningún problema.
Alice Bradley Sheldon pasó a formar parte póstumamente del “Science Fiction
Hall of Fame” en el año 2012, esta vez con su nombre real.
Joanne Rowling
(Yate, 31 de julio de 1965), quien escribe bajo los seudónimos de J. K. Rowling
y Robert Galbraith, es una escritora, productora de
cine y guionista británica, conocida por ser la
autora de la serie de libros Harry Potter,
que han superado los quinientos millones de ejemplares vendidos.
En los años 1990, escondió su primer nombre,
Joanne, por sugerencia de la
empresa que publicó sus historias sobre Harry Potter, para que los
libros fueron leídos por los niños.
Más tarde, para escapar de las expectativas en
torno a su primera novela policial, Rowling también escogió un seudónimo
masculino, Robert Galbraith para firmarla. No tardó mucho, sin embargo, en ser
descubierta. El libro había vendido poco, pero recibió críticas tan positivas
que levantó sospechas de que no era una novela de un nuevo autor. Tras la
revelación, una primera edición de esa obra se vendió por más de US$3.500.
"Me aventuraría a suponer que "Anónimo", quien escribió tantos poemas sin firmar, era a menudo, una mujer", Virginia Woolf
Ojalá llegue el día en que se valore a cada persona por su auténtica sabiduría y su habilidad en lugar de por su sexo.
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